Los nombres de las calles de Cieza

¿Qué nos pueden decir los nombres de las calles de una ciudad o de un pequeño pueblo sobre ellos? Creo que mucho. En cierto modo el imaginario colectivo de sus pobladores, el conjunto de sus creencias, sus tradiciones y sus símbolos, se ve reflejado en los rótulos que señalan sus calles y su lectura nos puede permitir acceder al conocimiento de la realidad de cada momento en la existencia de los pueblos, de su cultura real o ideal, de sus creencias, de su historia, de sus tradiciones, de su ambiente social…

Los nombres de las calles representan las señas culturales de una ciudad y de su propia historia al reflejar las decisiones conmemorativas tomadas a lo largo del tiempo y, como tales, pueden entenderse como un “manifiesto” sobre sus valores culturales, sociales y políticos.

Aunque en un primer momento las calles de Cieza recibían de forma mayoritaria nombres descriptivos que reflejaban un determinado lugar geográfico, como La Cuesta del Chorrillo, nombre de una calle muy inclinada que durante mucho tiempo constituyó la entrada a Cieza desde el este y cuya denominación provenía de la existencia en ella de un pequeño abrevadero; o como la Cuesta del Molino, que conducía desde la población hacia las huertas y hacia el Segura; o como la Calle del Cabezo, situada sobre un montículo en el que durante muchos años vivió la parte más desfavorecida de la sociedad y que se mantuvo aislada del resto del núcleo urbano, separadas de este físicamente las viviendas que la conformaban, hasta el punto de que a principios del siglo XX sólo el médico y el sacerdote se internaban en el barrio que estructuraba en torno suyo. O el barrio de Las Morericas, nombre que se ha relacionado con la procedencia de una parte de sus primeros habitantes, que lo ocuparon en el momento del abandono de Siyasa y el comienzo de la vida en el nuevo asentamiento urbano junto al río Segura. Una descripción de Cieza de 1494 lo situaba «extramuros, resto de población denominado Morería», porque se trataba de un barrio situado fuera de los muros de la misma.

En cualquier caso, su nomenclatura se esforzó en conservar, de modo consciente o inconsciente, las huellas de su historia, manteniendo en algunos casos la toponimia árabe, como en la denominación de los barrios de El Zaraiche o El Fatego (Al Fatego en su denominación antigua), parajes ambos relacionados con el agua para riego, que constituía, y constituye, el mayor valor para sus habitantes. También reflejaron el influjo de la religión cristiana, con la dedicación de sus calles a un número elevado de santos, entre los que destacaba su patrón, San Bartolomé, a quien se le concedió una de las primeras, una vía serpenteante para defenderse de posibles atacantes. O nos refieren nuevas vías, como la Plaza Nueva, creada por el aumento de la población a mitad del siglo XVIII, para que cumpliese la función de mercado. También de la importancia concedida al agua y a las plantas, como en el Rincón de los Pinos, un lugar situado cerca del Balcón del Muro y de la huerta, donde crecían una considerable cantidad de estos árboles.

Hasta ahora no existía en Cieza un estudio de los nombres de sus calles, de modo que muchos de los rótulos que las denominan no encontraban significado, al menos de un modo concreto, para muchos de sus habitantes, que diariamente recorren sus calles, o de visitantes que a través de esos nombres intentan encontrar un determinado lugar. Sin embargo, a partir de hoy tenemos “un mapa” que nos ayudará a entender las antiguas denominaciones descriptivas, a identificar los nombres de las personas que durante siglos se han querido mantener en la memoria, o el sentido de esos “manifiestos culturales” de los que hablábamos.

Se lo debemos a Pascual Salmerón Marín, quien ha realizado un exhaustivo estudio sobre las 265 calles calles ciezanas. Un esfuerzo plasmado en un libro que con el título de Entrecalles acaba de publicar la editorial Tirano Banderas.

1 comentario en “Los nombres de las calles de Cieza”

  1. Roque Guillén Amat

    Muy interesante y no menos curioso y, por lo que he leído, parece ser que el autor de ése ímprobo trabajo ha sido un hermano y otro familiar tuyo por el apellido del que dices ser el autor de él

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