Judíos en Murcia

Me llamó la atención conocer, hace ya un tiempo, un estudio genético que desvelaba que la actual carga genética de los españoles tiene más parecido con los antiguos sefardíes que con los oriundos del norte de África. La investigación, fue publicada por la revista científica ‘American Journal of Human Genetics’ y revelaba que la convivencia, las migraciones, las conversiones y las invasiones en la península durante la Edad Media quedaron registradas en el genoma de sus individuos, que ha ido pasando de generación en generación.

Para llegar a esta conclusión, los científicos llevaron a cabo un análisis del cromosoma Y, únicamente presente en los hombres, de 1.140 individuos de la península y de las Islas Baleares.

La explicación se encuentra, sin duda, en el alto nivel de conversión religiosa, forzosa o voluntaria, que en última instancia condujo a la integración de sus descendientes.

De modo que me interesé por el último número de la revista Náyades, “revista de costumbres, tradiciones e historias de la región de Murcia”, dirigida por Ricardo Montes Bernárdez, con el título de Los judíos por tierras murcianas.

La presencia judía en la región de Murcia queda constatada desde su conquista definitiva por parte de Alfonso X a partir de 1266, fijando las estrictas reglas de convivencia en el año siguiente. Algunos de esos judíos llegaron desde Toledo en esa época, aunque debieron existir judíos en la zona en época musulmana, según se recoge en su presentación. En la ciudad de Murcia serían unos mil doscientos, una cantidad considerable para la época y la convivencia no fue nada fácil, a pesar de los relatos que conocemos y que pretenden una convivencia ideal entre las tres culturas. En más de una ocasión, los cristianos asaltarían la judería, el barrio judío, situada en lo que hoy es el barrio de santa Eulalia, especialmente en los días de Viernes Santo.

Otra judería importante fue la de Lorca, en plena frontera con el reino nazarí. Allí construyeron amplias casas y hornos, una importante sinagoga de 200 metros cuadrados de amplitud. Porque las excavaciones arqueológicas llevadas a acabo a partir del año 2002 en el castillo de Lorca permitieron documentar una gran zona de esta, donde encontraron la sinagoga, varias viviendas, un taller de vidrio y las carnicerías. Hoy se constituye en la única sinagoga visitable en Murcia, en el Parque Arqueológico constituido en el castillo lorquino y cuya visita aconsejo.

Otro lugar donde la presencia de judíos fue notable, hecho que quizás pueda sorprender, fue Mula, situada intramuros, en la zona alta de la población, donde debieron vivir previamente algunas familias desde finales del siglo XIII. Debieron vivir algo menos de cien personas. La revista recoge un artículo de Juan González Castaño sobre la judería de la villa de Mula a finales de la Edad Media, formado a partir de fondos documentales que ofrece sugerentes informaciones sobre el gueto.

Sin embargo, en el resto de la región de Murcia, fue escasa la presencia de judíos. Se incluyen una treintena de judíos portugueses en el Altiplano, juzgados por la Inquisición, o en Cieza, donde se conocen los casos de dos mujeres juzgadas y condenadas a cárcel perpetua. Incluso una ciudad como Cartagena sólo llegó a albergar a medio centenar de ellos. Entre los portugueses judeoconversos que se instalaron en la ciudad portuaria se cuentan diversos mercaderes minoristas.

Sería, sin embargo, por el puerto de Cartagena por donde serían expulsados en 1492 por medio de 16 navíos, bajo el gobierno de los Reyes Católicos, los judíos murcianos. Pero con la incorporación de Portugal a la corona de Felipe II los judíos portugueses llegarían en oleadas. Muchos de ellos serían juzgados, y algunos de ellos quemados, por la Inquisición durante los siglos XVII y XVIII.

Y a pesar de todas estas vicisitudes, según los estudios genéticos realizados, y al contrario que Al-Ándaluz, que no dejó apenas huella genética en el el sur de España pese a la duración de la dominación árabe, quizás por la expulsión de los moriscos, la herencia genética ha sido mucho mayor por parte de los antepasados judíos.

Para quienes estén interesados en este tema, aconsejo la lectura del número 14 de la revista Náyades.

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