Como señala Manuel Fernández Álvarez, los hombres han sentido con frecuencia el deseo de organizarse en sociedades secretas. ¿No les da eso una peculiaridad que les distingue de los demás? No es sólo por el afán de apoyarse mutuamente, de obtener ventajas militares, de conseguir una mayor protección ante la vida, Hay algo más: es también un amor al misterio, la satisfacción de sentirse protagonistas de una existencia distinta.
Lo que se agudiza cuando esos hombres se consideran a sí mismos como avanzados de un orden nuevo, como los portadores de un mensaje distinto, que ha de barrer el antiguo. Saben que habrán de enfrentarse a los poderes constituidos. Saben que serán mirados con recelo y prevención; aún más, que serán tratados como enemigos y ante tal perspectiva sólo cabe un medio seguro: el misterio.
La Masonería fue introducida en España por los militares franceses que acompañaron al hermano de Napoléon, nombrado por este como rey de España como José I. Las redes formadas principalmente en los puertos fueron ampliadas a los españoles, de modo que un miembro de la Masonería encontraría apoyo y auxilio en cualquiera de los puertos europeos.
Años después, en 1817, cuando en los cuarteles se organizaba la rebelión contra el absolutismo impuesto por Fernando VII, Van Halen sería el creador de la logia, o lugar de reunión, murciana. Con otras logias dependientes en Alicante y Cartagena. En este sentido se señala como prueba incontestable de la existencia de la Masonería en Murcia la reimpresión en esta ciudad de una publicación masónica mallorquina ese mismo año.
Muy probablemente fue utilizada como un instrumento de la revolución por sus ritos secretos, que protegían a los conspiradores. Utilizaron a la Masonería para sus propios fines y la vaga ideología deísta y su objeto filantrópico fueron superados por elementos revolucionarios.
La logia masónica murciana estaría establecida en Murcia entre 1815 y 1816, en la que Juan Romero Alpuente fue iniciado. Sin embargo, la posibilidad de que en ese momento hubiera ya reuniones masónicas regularizadas en Sevilla, Murcia, Madrid y Valencia hay que ponerla en tela de juicio. Existían logias paramasónicas que los liberales utilizaron para conspirar, como aquellas que Torrijos organizó en Murcia y Cartagena, calificadas por Ferrer Benimeli como “logias salvajes”.
La Masonería encontraría graves dificultades para su implantación entre las clases sociales más bajas de la sociedad española por sus creencias religiosas, sus ritos, ceremonias y principios filosóficos. No así entre las clases privilegiadas, en las que se desarrolló con cierta amplitud a lo largo del siglo XIX.
Prueba de ello la tenemos en la Cieza en esos años, donde se propagó con cierto éxito. Sobre todo en el seno del partido liberal ciezano, en el que la Masonería tuvo una influencia notable.
José Peña Marín, cuya profesión era la de médico y que sería alcalde de la localidad a finales del siglo y Juan López Gil, banquero y concejal liberal, fueron miembros preeminentes de la logia masónica «Cartella», al menos entre 1882 y 1887 en la que ocuparon destacados lugares.
El título hace referencia a uno de los nombres propuestos en aquella época para Cieza, cuando se desconocía que en realidad derivaba de la Siyasa que ocupaba el cerro del castillo antes de la instalación definitiva junto al Segura.
Peña Marín, cuya simbología fue la de «César segundo», sería hospitalario ente los años 1882 y 1884, mientras que López Gil, de simbología «Viriato», fue Orador de 1882 a 1884, Secretario en 1887 y Presidente del Capítulo Provincial en ese mismo año.
El hospitalario representaba el principio y objeto de la fraternidad de la Orden, por lo que debía obrar con su conducta, pensamientos y palabras, con arreglo al «sacerdocio fraternal» que desarrollaba, contribuyendo con su ejemplo y enseñanzas a la instrucción de los hermanos en los principios de amor y fraternidad. El orador ocupaba su puesto en Oriente; su distintivo o joya simbólica, que representaba su función dentro de la logia, es un libro abierto sobre el cual está escrita la palabra LEY.
Probablemente también perteneció a la Masonería Benito López Ruano, alcalde liberal entre noviembre de 1909 y diciembre de 1911.
Para los interesados en el tema aconsejo el libro que José Antonio Ayala publicó en 1986 con el título de La Masonería en la Región de Murcia.