El Archivo General de la Región de Murcia guarda una parte de la memoria visual de las ciudades y las localidades murcianas. Muchas de las imágenes allí custodiadas pueden verse a través de internet y la institución permite su difusión pública con la obligación de señalar la fuente.
Con ellas les propongo realizar un recorrido virtual, una visita guiada por una Cieza que ya no existe.
Si aceptan la propuesta, podríamos comenzar caminando desde el Maripinar, por entre medio de una olmeda, para luego atravesar el Segura por el Puente de Hierro tras pasar el de los Nueve Ojos, recientemente construido, andando entre muchos carros de transporte que vienen y salen de la ciudad.
También podemos entrar por la carretera de Calasparra contemplando la Atalaya desnuda:
Lo mejor es que a través de la calle Mesones, llena de posadas y mesones para quienes visitan la ciudad, en una de las cuales estamos alojados, lleguemos hasta la Glorieta, desde la que parte desde hace años un precioso Paseo, situado entre huertos. Podemos entonces rodear la fuente instalada en la plaza del canónigo Martínez y admirar el Paseo:
En este lugar, a nuestra izquierda, podemos acercarnos a conocer las novedades que el ingeniero Bernardo Brunton, “el inglés”, ha preparado en la caseta expositora instalada ante el edificio del Convento:
Pero debemos pasear por el maravilloso paseo de Cieza, lleno de árboles que se talarían años después y protegido de los carros por una valla. Antes de entrar echaremos un vistazo a la cartelera anunciadora de las películas que el cine Galindo proyectará hoy, por si queremos entretener nuestro tiempo libre: nada mejor que el cinematógrafo para pasar una tarde entretenidos:
Si nos adentramos por las estrechas calles de lo que hoy conocemos como casco antiguo, podemos seguir al Corpus por la calle Empedrá, observando a quienes participan en la procesión o saludar a los espectadores que abarrotaban el itinerario, en las aceras de casas que ya no existen:
Después podemos volver paseando por la calle Hontana, apreciando a nuestra derecha a el Casino y la almazara allí instalada, mientras podemos volver a observar a la pelada Atalaya en el lado opuesto:
Para concluir nuestra visita podríamos desplazarnos un par de kilómetros para admirar el lugar más precioso de toda la comarca, para lo que podemos caminar o, mejor, subirnos al Buick Sedán que me ha prestado un amigo:
Tomaremos entonces la barca para cruzar el Segura y visitar el Menjú, si los propietarios nos lo permiten, claro. Aunque debemos de llevar cuidado, pues si tenemos una imagen reciente de él nos puede inundar de tristeza al conocer aquel paraíso destruido:
Muy lindo artículo. Me encanto el recorrido y la descripción. No conozco Cieza (soy de Jujuy Argentina) me une un gran afecto a ese lugar porque mi abuelo nació en Cieza Juan Antonio Bernal en 1878.