Un segundo paseo virtual por la Cieza que se fue

Un segundo paseo virtual por la Cieza que se fue.

Antes de que comencemos el paseo por una Cieza que ya no existe a través de una serie de imágenes guardadas en su mayoría en el Archivo General de la Región de Murcia, que conserva una parte de la memoria visual de las ciudades y las localidades murcianas y que permite su difusión pública con la obligación de señalar la fuente, quería recordar aquí la labor de recuperación de la Cieza que se fue que viene realizando Antonio Ballesteros Baldrich a través de de la revista Andelma, editada por el Centro de Estudios Históricos Fray Pasqual Salmerón, en cuya sección ha recuperado sus plazas y sus calles. También sus edificios: teatros, casas señoriales, edificios públicos, tanto aquellos que podemos contemplar todavía hoy como aquellos desaparecidos por la desidia y el olvido, que en muchos casos él ha hecho emerger del pasado en un maravilloso ejercicio de presdigitación.

A él le tomé prestado de modo involuntario el título del primer paseo virtual que realizamos hace unas semanas y que hoy vuelvo a utilizar.

En esta ocasión llegaremos a Cieza por ferrocarril en un tren humeante que nos trae desde Madrid, para encontrar una estación que bulle de actividad de hombres que preparan los trabajos de esparto realizados en las fábricas cercanas y los pasajeros que la abarrotan.

Una estación a la que los ciezanos terminaríamos dándole la espalda hasta el punto de que hoy está cerrada sin apenas contestación social. Pero para eso falta más de un siglo. Centrémonos en nuestro paseo y tomemos el sidecar que nos aguarda en su exterior.

Podemos bajar la cuesta de la estación y continuar hasta la ermita del Santo Cristo, donde hace ya tiempo que nos espera su guarda.

El nos enseñará su precioso interior.

Les propongo descender después desde la ermita hasta el camino de Calasparra, desde donde podemos advertir una Atalaya pelada por las talas incontroladas que han terminado por acabar con sus árboles. De momento no existe ningún plan de repoblación.

Después de curiosear un poco sobre los atuendos de los expectantes vecinos, podemos ascender una empinada cuesta que nos llevará hasta el Camino de Madrid. Saludemos antes al grupo de personas que aguardan nuestra llegada sobre un fondo que conocemos muy bien, aunque sigue llamándonos la atención la completa ausencia del color verde.

Les propongo continuar nuestra visita por el exterior de la población. Empezaremos atravesando el Puente de Alambre, con su caseta para cobrar los impuestos sobre consumos por las mercancías (de comer, beber y arder) que se introducen en la población. En nuestro caso no tenemos nada que declarar.

Y concluiremos por hoy acercándonos hasta el Arenal, donde encontraremos una espectacular vista del perfil que Cieza ofrece, encajada entre el Segura y el cerro del Castillo. Como es invierno tendremos que renunciar por ahora al baño, pues el lugar es muy concurrido en verano por los ciezanos para bañarse, único modo de combatir el asfixiante calor del verano.

1 comentario en “Un segundo paseo virtual por la Cieza que se fue”

  1. María Dolores Martinez de la Vieja

    Cieza es un pueblo muy interesante, guarda gran cantidad de restos arqueológicos y tiene bellos paisajes, la floración de sus árboles frutales es maravillosa, la cueva de la Serreta, colgada sobre el río resulta espectacular. También es tierra de artistas, los pintores Manuel Avellaneda y Pepe Lucas han sido claros exponentes de la pintura del siglo XX al XXI. Investigadores y estudiosos destacados también se han dado en la localidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *